Polonia ese encuentra en la Europa centro-oriental y colinda con Alemania, República Checa, Eslovaquia, Ucrania, Bielorrusia, Lituania y Rusia . Su superficie excede los 300 mil kilómetros cuadrados y cuenta con unos 38 millones de habitantes. . Durante sus 1000 años de existencia, el estado polaco ha modificado muchas veces sus fronteras, ha participado en varias guerras y ha experimentado momentos de crecimiento y de caída. La historia de Polonia ha contribuido a crear la imagen del continente y sigue haciéndolo hoy en día.
Si analizamos los últimos 200 años de este país partiríamos del siglo XIX , cuando una parte de los polacos vivía bajo el poder de Prusia, otra bajo el de Austria y otra bajo el de Rusia, siendo una de las épocas más complicadas de la historia de Polonia. Pero los polacos mantuvieron su identidad nacional cuidando su lengua y sus tradiciones. Esta lucha intelectual estuvo acompañada algunas veces de la lucha armada. En 1830-31 y en 1863-4 tuvieron lugar revueltas que no tuvieron éxito. Las derrotas militares demostraron la imposibilidad de lograr la independencia por medio de las armas y confirmaron la necesidad de conservar, sobre todo, la memoria de las tradiciones y la cultura.
La Primera Guerra Mundial aportó un cambio importante. Después de 123 años de ausencia, la Polonia independiente volvió al mapa de Europa. La derrota de los imperios alemán y austro-húngaro permitieron la reconstrucción del Estado Polaco en el otoño de 1918. Los primeros meses fueron difíciles: por un lado, se estaban creando las bases de la estructura estatal, por otro, Polonia tenía que luchar en defensa de sus fronteras . La Segunda República Polaca, era un país multicultural y multiétnico. El período de Entreguerras fue un momento de explosión para la cultura, la ciencia y la industria polaca, hasta hacía poco cortadas por los países que se la habían repartido.
La Segunda República Polaca duro 20 años.
El 1 de septiembre de 1939 la Alemania Nazi atacó Polonia, tras haberse asegurado la complicidad de la Unión Soviética. Fue el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el más sangriento y el más trágico conflicto de la historia de la humanidad, que duraría casi seis años. Polonia, después de haber resistido 35 días, se rindió. La mayoría de su territorio se encontró bajo la ocupación alemana, mientras los terrenos del Este que sobraron fueron añadidos por la Unión Soviética, que invadió Polonia.
Los intentos de la guerrilla no tuvieron éxito y además fueron castigados cruelmente por los alemanes. Los ciudadanos polacos de origen judío fueron objeto de una firme política de eliminación física en los campos de exterminio, construidos por los nazis en los territorios ocupados. Sólo tras la ruptura del tratado de no-agresión por parte de Hitler en 1941 y tras el ataque del Tercer Reich a Rusia, cambió el sistema de alianzas y los polacos se convirtieron de prisioneros en aliados.
Después de 1945 el futuro de Polonia se decidió por vía de los acuerdos entre las grandes potencias vencedoras: EE.UU y URSS. Estaba en la zona de influencia soviética. Aunque oficialmente independiente, en realidad estaba sujeta a las decisiones que se tomaban en Moscú. La implantación del sistema socialista y la oficial toma del poder por parte del pueblo eran meras apariencias para esconder un régimen autoritario.
En los años 80, el sistema económico y social de Polonia, junto con el de todo el bloque oriental, empezó a derribar, y se retorna al capitalismo como sistema económico. En 1989 tuvieron lugar los acuerdos de la Mesa Redonda entre el gobierno y la oposición, y en junio de ese año se celebraron las primeras elecciones de carácter democrático. Así comenzó el derrumbe del sistema impuesto en 1945, que se extendió por países de la Europa Centro-Oriental (aquí)
La República de Polonia, sufrío una serie de profundos cambios políticos, sociales y económicos, con la intención de unirse a la Europa Occidental. La coronación de este proceso fue el acceso a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004.
La inyección de subvenciones que supuso la entrada de Polonia en la Unión Europea el 1 de mayo de 2004 marcó la aceleración económica del país a nivel general, pero el levantamiento de las fronteras al pasar a formar parte de la Zona Schengen en 2007 dejó en evidencia que el mercado polaco todavía no estaba preparado para equipararse al resto de Europa. Las facilidades para emigrar y las enormes diferencias de salario con países cercanos como Alemania provocaron un escape masivo de trabajadores de alta cualificación. Es ahí cuando llegó la crisis de 2008 que afectó a la práctica totalidad de economías, y especialmente a la europea, y Polonia demostró el vigor de su sistema: su crecimiento no se ha frenado en los últimos 25 años, e incluso cuando el PIB de la UE se redujo en 2009 y 2012, la economía polaca apenas registró una desaceleración casi invisible.
En la actualidad España posee más del doble de renta per capita que Polonia, pero solo hay que ver la evolución en la última década para comprobar el ritmo de crecimiento de una y otra economía: en 2005 España tenía un poder adquisitivo per cápita anual de 21.300 euros y en 2015 estuvo en 23.300; en el mismo período la media de ingresos por habitante polaco pasó de 6.400 a 11.100 euros, con más de un 40% de aumento en el PIB frente al 12% de la media europea. Desde la llegada de la democracia a Polonia, las exportaciones y el volumen de comercio exterior se han multiplicado por 25, pasando de apoyarse en el consumo desde Hungría, República Checa, Eslovaquia y Eslovenia a convertirse en uno de los principales socios comerciales de Alemania y Reino Unido.
Además el gobierno polaco es de los que más ingresos recibe por parte de la UE, unos fondos que tiene garantizados al menos hasta 2020 y que la administración ha sabido distribuir con mucha inteligencia. Existen hasta catorce zonas económicas especiales donde la fiscalidad es más reducida y se ajusta según el tipo de actividad para favorecer la inversión extranjera y la creación de empresas. El resultado parece indiscutible: en el primer año después de la creación de las ZEE, se generaron más de 125.000 puestos de trabajo, la tasa de desempleo ahora mismo es solo del 7% y Polonia ya se sitúa en el séptimo puesto de los países más atractivos para los inversores .
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